domingo, 23 de septiembre de 2012

Mi eterna incógnita... tú







Técnica:
Óleo sobre tela y gasa

Medidas:
100 x 80 cms.










Mi eterna incógnita, tú


Siempre serio por la calle difícilmente iba a encontrar a quien pudiera tomar mi mano y darme vida.
Caminaba por la ciudad como un autómata, no percibía nada especial, nada distinto, para mi todo era igual. El letargo de la soledad me masacraba.
Esa mañana preparé todo tal como siempre. Mi café, mis pastillas para la eterna jaqueca que ya ni tenía, pero tomaba la medicina mecánicamente, y mi ropa.
Especial fijación tenía en mis trajes. Pulcros. Brillantes lo necesario.
Mis zapatos tenían luz propia, al igual que mi cabello, siempre ordenado.
Años trabajando en lo mismo, años cruzando las calles de mi ciudad, años de mirar a las personas sin recordar a una siquiera, años escuchando el murmullo de los autos, el ruido ensordecedor de las hojas, las risas de los niños en el parque y todo lo que me rodeaba a medida que mis pasos se deslizaban por el asfalto.
Años de soledad. Años de vivir en el letargo de los días.
Esa tarde, de vuelta a mi apartamento, la vi.
El tiempo paró. Y sonará a ficción, pero fue la realidad más pura que pude hallar.
Ella estaba de rodillas sobre un pequeño bolso que abrazaba, como un náufrago aferrada a la única tabla en el mar.
El mundo pasaba por su lado y no se detenía a mirar. Yo era del mismo mundo.
Pero ella al levantar su mirada, con sus ojos empapados en llanto, me descubrió.
Me paré frente a su bolso, que estaba acorralado por sus brazos, le ofrecí ponerla de pie.
Entre sollozos desgarradores me habló de aquél. Ese que arrancó y la dejó sin nada para siempre. Se llevó su alma y le dejó dolor.
Yo paciente, miraba a la desconocida como si la vida hubiera sido vista por vez primera para mi.
Hoy sé que la amé desde ese momento.
Nunca una banca de plaza me sentó tan bien. Le calmé los sollozos.
La invité a mi guarida. Mi lugar. Mi núcleo.
Aceptó.
La tomé de la mano y cargué su insignificante bolso a mis espaldas. El mundo a nuestro alrededor seguía su ritmo. Nosotros, en cambio, inventábamos un paso nuevo, una calma inesperada se apoderó de mi esa vez.
Nade importaba más que ella. Y poder plantarle una sonrisa en su hermoso rostro.
El llanto seguía cada ciertos pasos.
Llegamos a mi hogar y le serví un café con todo el amor que jamás pensé me brotaría.
¿Qué me sucedía?, ¿era amor a primera vista? Eso no existe, me convencía.
Pero ella en silencio mirando por la ventana el mundo a sus pies.
Bebió lentamente ese café y con su mirada me dijo todo.
Era yo su salvador. Su nueva oportunidad de vivir.
Cuando se acercó a mi oído y susurró… “gracias, me voy…”
No entendía nada. Ella dio media vuelta y tomó su maltrecho bolso sin dar pie atrás.
Ni despedidas ni miradas atrás.
Fui su tabla en el mar.
Desde aquél día, cada vez que paso por aquella plaza, me siento en esa banca que me enseñó a mirar el mundo con calma, para ver si uno de esos días, vuelvo a sentir su mano tibia, su mirada perdida y entre sollozos me diga suave al oído… “te amo, no me dejes ir…”
Sigo soñando desde esta endeble banca, y ya van 50 años de soledad y sueños.
Una vida es nada si espero por ti.
Mi amada desconocida.





César B. Fuenzalida (C)
Todos los derechos reservados queda prohibida su reproducción total o parcial de este escrito,por cualquier medio.

7 comentarios:

Caaarolina dijo...

Que lindo, que triste, que... plop!

Anónimo dijo...

C.

Muy lindo, cada escrito que haces forma una historia. Pero puede ser que ella se fue esperando que alguien la detuviera; al menos eso creo.
escribes hermoso.

Tamara Larenas dijo...

Hermosa historia que me deja con una mezcla de tristeza y amor.Historia que por momentos me llevo a recordar ¿crees en el amor a primera vista?...
Realmente agradezco que compartas tus escritos, y espero que lo sigas haciendo.

Natalia Muñoz dijo...


Siempre está esa persona que aparece para salvarte, pero que uno segada en el dolor del momento, deja pasar, porque ni siquiera se dio cuenta de sus intensiones, solo era alguien más del mundo.

Hay algo de tus historias que me toca tanto...
por eso espero todas las semanas un nuevo relato tuyo y una nueva pintura de Macarena...

Felicitaciones por su hermoso trabajo! Sigan Así... Bss

Unknown dijo...

Triste historia, pero aunque esa persona solo haya pasado de manera fugaz en su vida, le dio un sentido, un giro necesario a su existencia. Él solo vivía de manera monótona, hacia lo de siempre, su vida rutinaria y ya. Ahora por lo menos tiene en quien pensar y soñar, eso ya es maravilloso, porque ya te hace la vida diferente.
Siento muy honestos tus escritos, me provocan nostalgia en muchas ocasiones, y creo que leerte me hace bien.

Unknown dijo...

Es una historia que para muchos debe de ser conocida en sus propias vidas, pero lo importante es que en el lugar y momento adecuado siempre llega esa persona desconocida, que luego, pasa a ser muy conocida en tu vida.

patt_alone dijo...

que hermoso hasta lagrimas salieron pero de bonito que es...nada mas que decir hermoso