Contigo Soñé / Libre / Amor a la distancia

Querid@s:

Hoy les traigo 3 entregas que fueron creadas para un concurso que hubo en Canal 13, donde yo trabajaba, y que finalmente no se llevó a cabo.

El concurso constaba de 3 historias que competían por los premios en primer, segundo y tercer lugar. Dichos premios era dinero que servía sólo para canjear en libros.

Finalmente el certamen no se llevó a cabo y mis trabajos se perdieron seguramente.

Pero para que eso realmente no suceda, hoy se los regalo a ustedes.

Macarena Marín tiene actualizaciones que publicamos en nuestra exposición "Eco de dos Almas" que estará hasta el 5 de abril en el Museo Surazo de Osorno y apenas tenga esas actualizaciones a mano las publicaré.

Mientras, les regalo estas creaciones que hice en base al concurso en cuestión.

Para que lo entiendan, las historias debían guardar relación con el canal mismo, vale decir relatar algo donde el espacio fuera la misma casa televisiva.

Ojalá les agraden.

Espero sus comentarios.

Como siempre, agradecemos, con Macarena, sus visitas, comentarios, RT, difusión, etc. Seguimos creando gracias a ustedes y para ustedes!

Bendiciones!!


Pinhead





Contigo soñé

Fue fugaz el momento en que tu mirada se cruzó con la mía. Cálido el instante en que tu sonrisa iluminó mis grises días.
Entre pasillos mal iluminados, focos quemados como telón y cables que sólo estorbaron nuestro camino, supe lo que era el amor.
Tu cabello azabache ocultó nuestro amor bajo esa intermitente luz.
De súbito nuestra sangre subió y el calor nos embargó.
Te besé como nunca pensé hacerlo. Soñé con tus manos y tu cuerpo, todo lo sentía como si fuera mi razón de existir.
Amé tu esencia pura, que abundó en ese olvidado cuarto de iluminación.
Esa esencia que busqué por los pasillos desolados en las frías noches de edición.
Esa esencia que se tornó esquiva cuando empezaba a sentirme seguro, a sentir que te había encontrado. Como lo creí en el primer momento.
Hoy, estoy frente a esta gran cruz, añorando que en mi pecho haya todavía un hálito de esperanza, de fuerza para seguir en pie.
De ganas para seguir aferrado a tus brazos, aunque te vea deslizar cada paso lejos de mi.
El amor me arropó. Creí que era para siempre.
Creí… solo… creí.
La sonrisa que me cautivó, las manos que me enfundaron e hicieron sentir invencible, las miradas cómplices en esos oscuros pasillos, la suavidad de tus labios que tanto añoré, la dulzura de tus besos en ese maltrecho cuarto que nos vio nacer como pareja, ya no están para mi.
Hicimos el amor, eso sentí yo.
Eso creí que sentías tú.
Creí… hoy la soledad me dice que creí. Solo.
Tus risas, tu cálida voz, tus miradas y tus besos deleitan a otro, y yo sigo sentado, mirando esta alta cruz.
Pidiéndole a alguien en el más allá que me de fuerzas, para asumir que no eras mía.
Que soñé solo, que creí solo, que amé solo.
Que sólo sigo… esperando a que vuelvas.




LIBRE

Desperté recién cuando crucé por la puerta automática.
Todo iba en orden. Pero el día tenía ese extraño sabor.
Algo cambiaría. Algo grande venía.
Subía a mi oficina en el tercer piso, tercera puerta a mano izquierda.
Saludaba con normalidad a quienes conocía, conversábamos de lo sucedido los días de descanso.
Entraba a mi oficina, en silencio pensaba hasta qué momento podría resistir esa presión de tener que responder, de tener que cubrir, de tener que ofrecer ideas, de tener que proponer. La intangible presión de tener que crear.
Algo grande venía. Lo sabía en mi pecho.
El día pasaba como otro sin mayores recuerdos ni detalles especiales.
Algo grande venía. Lo sentía en mi sien.
Cuando cerré mi computador, apagué la luz de mi oficina y caminé por el pasillo con su cielo a medio cubrir y sus débiles luces, algo me hizo mirar atrás.
Volví al borde de la puerta.
Derramé una lágrima. La última. Sería libre al fin. Como siempre lo fui y nunca lo entendí.
Retomé mi rumbo.
Bajé las escaleras. Segundo piso. Más escaleras. Primer piso.
Crucé hasta el frontis de esta mega estructura que me había cobijado por años. Esta mega estructura donde tuve una familia que fue muchas veces mi primera familia. Esta mega estructura que hoy me miraba desde lo alto y me decía adiós.
Algo grande venía. Sería libre al fin.
Bajé las escalinatas y sonreí.
Supe que sería libre al fin.
Libre como siempre lo fui y nunca lo asumí.
Libre como tú que lees, libre como todas esas almas que se encierran en esa mega estructura y no saben ya quienes son.
Sonreí al final.
Sería libre al fin. Como nunca dejé de serlo.




Amor a la distancia

Brillaron tus ojos en el oscuro pasillo que conducía al casino.
No me viste. Era un ente más para ti.
Me senté en ese frío casino. Distante. Pulcro. Lejano.
Bajé el concreto dibujado como escaleras y apareciste ante mi.
Silenciosa, oculta bajo el brillo de tus grandes audífonos nuevamente no me viste.
Mi sueño hecho realidad. Eso eres.
El oro de tus delgados cabellos deseo besar hasta agotarme.
Deshacerme en tus manos, entrar en tu cuerpo por cada poro, por cada trozo de piel, disfrutar tu alma como mi único lugar.
Tus grandes ojos claros se disipan en mis sueños. Los siento sobre mi. Los veo volar, lejos, tan lejos que no puedo alcanzarlos.
Y despierto.
Así pasan mis días. Admirándote desde la distancia, saboreando a metros tus delicados labios. Soñando poder besarlos. Soñando decirte cuánto te amo.
Tus manos se deslizan por esos pasamanos y con cuidado los limpio y ansío darles vida, para que me cuenten lo deliciosa que es tu piel.
No existo. No sabes quién soy. No te interesa saberlo.
Pero el amor me hace contemplar tus pasos, esquivos, como flotando. Por ese piso que me esmero en pulir y dejar reluciente tus pies parecen elevarse.
Te amo en silencio. Te amo desde la distancia.
Esbozo un saludo cuando te veo pasar. Pero no existo, no aparezco ante tu profunda mirada.
No existo para ti. Pero aquí estoy.
Amándote en silencio, amándote a la distancia.
Esperando existir… esperando aparecer ante ti.









César B. Fuenzalida (c)
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